-¡A buenas horas llegas, Toribio!
-Mujer, no te pongas así.
-¿Qué no me ponga así? ¿Te parece bonito marcharte y dejarme plantada así?
-Bueno, me mandaste a buscar un caballo.
-¡Pero hace dos meses! ¡Que ya ha llegado el otoño! ¡Qué se me han caído los brazos y las piernas! ¿Cómo pretendes que monte ahora en caballo? ¡Además! ¿Qué bicho es este que me has traído?
-Un torogarto.
-¿Un toroqué?
-Mujer, ya no quedaban caballos.
-¿Qué ya no quedaban caballos? ¿Pero qué mierda de marido eres tú?
-Mujer…
-¿Cómo pretendes que me presente ante mis compañeras amazonas, montada en este bicho?
-A ver…
-¡Y encima así, sin brazos ni piernas!
-No sé…
-¡Pero qué razón tenía mi madre, cuando decía que no me casara con un torero, que solo me traería disgustos!
-Ea, ya estamos con eso.
-Porque esa es otra. ¿Tú no me habrás puesto los cuernos?
-No…, mujer…, no….
-No, si al final te corto las orejas y el rabo.
-¡A buenas horas llegas, Toribio!
-Mujer, no te pongas así.
-¿Qué no me ponga así? ¿Te parece bonito marcharte y dejarme plantada así?
-Bueno, me mandaste a buscar un caballo.
-¡Pero hace dos meses! ¡Que ya ha llegado el otoño! ¡Qué se me han caído los brazos y las piernas! ¿Cómo pretendes que monte ahora en caballo? ¡Además! ¿Qué bicho es este que me has traído?
-Un torogarto.
-¿Un toroqué?
-Mujer, ya no quedaban caballos.
-¿Qué ya no quedaban caballos? ¿Pero qué mierda de marido eres tú?
-Mujer…
-¿Cómo pretendes que me presente ante mis compañeras amazonas, montada en este bicho?
-A ver…
-¡Y encima así, sin brazos ni piernas!
-No sé…
-¡Pero qué razón tenía mi madre, cuando decía que no me casara con un torero, que solo me traería disgustos!
-Ea, ya estamos con eso.
-Porque esa es otra. ¿Tú no me habrás puesto los cuernos?
-No…, mujer…, no….
-No, si al final te corto las orejas y el rabo.